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Chalcatzingo Cerro

Cerro de Chalcatzingo.

Chalcatzingo es un yacimiento arqueológico localizado en el valle de Morelos, en el estado mexicano homónimo. Chalcatzingo tuvo su época de apogeo durante el período Preclásico Medio y Tardío de la cronología mesoamericana. El sitio es ampliamente conocido por su importante acervo de arte monumental e iconografía de estilo olmeca. Localizado en la parte meridional de las tierras altas del centro de México, se calcula que el asentamiento fue fundado alrededor del siglo XV a. C. Alrededor del siglo IX a. C., los pobladores del lugar comenzaron a producir obras artísticas y arquitectónicas en las que se puede notar una importante influencia de la cultura olmeca. En su época de florecimiento, entre los siglos VII y V a. C., la población de Chalcatzingo oscilaba entre quinientas y mil personas. Después del siglo V a. C., el asentamiento comenzó una etapa de decadencia.

El centro ceremonial de Chalcatzingo abarca una superficie de aproximadamente 40 ha. Fue construido en una fértil planicie al pie de dos prominencias orográficas: el cerro de Chalcatzingo y el cerro Delgado. El primero de ellos tiene evidencia de haber sido un espacio ritual de primera importancia para los antiguos habitantes de la región. El clima en el valle de Morelos es un poco más húmedo que en el resto de las tierras altas del centro de México. Un manantial en la falda de los cerros proveía de agua potable a los habitantes de Chalcatzingo.

Chalcatzingo ocupaba una importante posición como nodo de las rutas comerciales que conectaban a Guerrero, el valle de México y las tierras bajas en el Golfo de México. Este centro ceremonial es uno de los más importantes con evidencia del estilo olmeca fuera del área nuclear, junto con Teopantecuanitlán y las grutas de Juxtlahuaca y Oxtotitlán.

Descripción[]

Chalcatzingo se localiza entre los cerros Delgado y Chalcatzingo, en el municipio de Jantetelco, al sur del estado de Morelos, México. Aunque existe evidencia de ocupación humana desde el siglo XIV a. C., solamente hasta el siglo VII a. C. comenzaría el apogeo de este que fue uno de los principales centros ceremoniales del Preclásico en el Altiplano Central mexicano. El florecimiento de Chalcatzingo ocurrió en el momento en que La Venta, Tabasco, también experimentaba su época de mayor apogeo, y es seguro que haya habido relación entre ambas poblaciones por los testimonios artísticos de estilo olmeca que se han localizado en las inmediaciones de Chalcatzingo. A pesar de los datos que se puedan ofrecer sobre esta zona arqueológica, comparable en antigüedad con algunos otras civilizaciones de gran esplendor, se tiene en el abandono, no se le promociona lo suficiente y las personas que ahí se encuentran cuentan con limitada información al respecto de la zona arqueológica. Actualmente se tiene un pequeno desarrollo de interés turístico para incentivar la asistencia a este gran lugar que se encuentra en un rincón un tanto olvidado del estado de Morelos.

La zona arqueológica está integrada por una plaza central, denominada Terraza 1, en la cual se localizaban las residencias de los miembros de la élite gobernante. Otro conjunto arquitectónico de Chlacatzingo es la Terraza 25, que cuenta con un patio hundido similar al de Teopantecuanitlán. En el centro del patio se encuentra un altar con reminiscencias de algunos encontrados en La Venta y San Lorenzo, en el área nuclear.

La Estructura 4 es la mayor de las construcciones de Chalcatzingo. Se trata de una construcción de planta casi cuadrada, de aproximadamente 70 metros por lado. En las inmediaciones de este edificio se han descubierto enterramientos de personajes de alto estatus, los cuales portaban ornamentos de jade y espejos de magnetita. La mayor parte de los enterramientos de Chalcatzingo se han localizado bajo los pisos de las casas, todos ellos con elementos que han permitido conocer la diversidad y las jerarquías en la sociedad preclásica de Chalcatzingo.

Sin embargo, Chalcatzingo cobra notoriedad por la gran cantidad de petroglifos y relieves que se han encontrado en la región. Hasta 2005 se conocían 37 petroglifos procedentes de esta región, mismos que se han encontrado en la zona habitacional como en los cerros que abrigaron la población. Se han realizado croquis de los grabados encontrados en Chalcatzingo, aunque algunos de los petroglifos se encuentran deteriorados por la realización de moldes que desgastan el trabajo sobre la roca.

Se discute la naturaleza de la relación entre los establecimientos olmecas de la zona nuclear y otros que, como Chalcatzingo, se encontraban a cientos de kilómetros de distancia de las principales ciudades de la costa del Golfo durante el Preclásico Medio. Algunos autores opinan que la difusión del estilo olmeca en regiones como Guerrero y el centro de México se debió a una expansión política de las ciudades olmecas; otros suponen que el estilo olmeca fue una consecuencia de las redes que se establecieron entre los pueblos del Preclásico Medio a lo largo de toda Mesoamérica. De hecho aunque en Guerrero y Morelos la impronta olmeca es más visible —como demuestran Teopantecuanitlán y Chalcatzingo—, no se debe dejar del lado que se han encontrado piezas arqueológicas de estilo olmeca en sitios como los Valles Centrales de Oaxaca, Takalik Abaj (Guatemala), Playa de los Muertos y Olancho (Honduras), Chalchuapa y Las Victorias (El Salvador). Para Kent Flannery, la difusión del estilo olmeca se debe a su uso como símbolo de prestigio entre los grupos de élite en las regiones donde fue apareciendo, que se hallaban interconectadas entre sí en virtud de las redes políticas, comerciales y de parentesco que se fueron tejiendo en el marco de la emergencia de la vida urbana en Mesoamérica.

Cualquiera que haya sido la relación entre el área nuclear olmeca y Chalcatzingo, esta zona arqueológica concentra una importante cantidad de testimonios sobre las creencias religiosas de los pueblos mesoamericanos del Preclásico Medio. Por la importancia de estos vestigios, fue declarada Zona de Petroglifos Arqueológicos por el gobierno de México en 2002, de modo que se encuentra bajo vigilancia del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México.

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